Las tarjetas revolving son un tipo de tarjeta de crédito que permite realizar compras y aplazar su pago automáticamente, aplicando intereses sobre el saldo pendiente, independientemente de si se tiene o no dinero disponible en la cuenta.
Aunque tienen el formato de una tarjeta de crédito, funcionan como un crédito al consumo. Si no se utilizan adecuadamente, pueden generar serios problemas financieros, incrementando significativamente el endeudamiento.
Las tarjetas revolving permiten realizar compras y aplazar los pagos, lo que inicialmente puede parecer atractivo. Sin embargo, si no se controla el gasto, el saldo pendiente puede crecer rápidamente debido a los elevados intereses aplicados, y el proceso de amortización puede ser desfavorable para el usuario.
Existen dos formas principales de devolver el saldo pendiente en una tarjeta revolving:
Ambos métodos incluyen intereses y comisiones, lo que puede alargar la deuda mucho más de lo esperado.
La Ley de Represión de la Usura (Ley de 23 de julio de 1908) es una herramienta clave para los usuarios afectados por las tarjetas revolving, ya que permite impugnar los créditos usurarios y los intereses abusivos. En muchos casos, la tasa de interés aplicada supera los límites legales, convirtiendo la deuda en un crédito usurario que puede ser reclamado.
Uno de los problemas más frecuentes con las tarjetas revolving es la falta de transparencia en su comercialización. Las entidades financieras no informan adecuadamente sobre los intereses, las comisiones y el sistema de amortización, lo que puede dar lugar a la nulidad de la cláusula de intereses y, por tanto, a la anulación de la deuda.
El control de transparencia está regulado por la Directiva 93/13/CEE, que establece que el consumidor debe ser informado de manera clara sobre las consecuencias jurídicas y económicas de las condiciones de su tarjeta. Si las entidades no cumplen con este requisito, el consumidor puede reclamar judicialmente.
Si ha sido afectado por el uso de una tarjeta revolving y los intereses abusivos, existen dos principales vías para reclamar:
En muchos casos, las entidades financieras intentan resolver el conflicto de forma extrajudicial, ya que resulta más económico que acudir a juicio. Sin embargo, es importante tener en cuenta que ninguna entidad devolverá el dinero al cliente por iniciativa propia; será el propio usuario quien deba iniciar la reclamación.
Como procuradora especializada en reclamaciones de tarjetas revolving, le ayudo a estudiar su caso sin necesidad de adelantar dinero; solo cobraré si la reclamación tiene éxito.
Cuento con la colaboración de abogados especializados en estos casos, quienes, junto conmigo, diseñarán la mejor estrategia para su reclamación. Si no logramos un acuerdo extrajudicial, le ayudaré a llevar el caso ante los tribunales, donde será necesario contar con el apoyo de un abogado y procurador.
Con mi experiencia en este tipo de reclamaciones y el respaldo de un equipo de expertos, estaré a su lado para diseñar la estrategia procesal más adecuada y obtener los mejores resultados posibles.
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